A medida que mi carrera evolucionó hacia la atención al cliente, aprendí a escuchar y comprender las necesidades sutiles de las personas.
Y de esta forma llegué a la organización de eventos y el trabajo en entornos internacionales, donde aprendí la importancia de ser capaz de concretar las ideas, tener en cuenta el espacio-tiempo y las circunstancias económicas para desarrollar proyectos. Soñar es importante, pero planificar y hacer cuentas también.
La etapa que pasé en la escuela de negocios internacional me brindó valiosas lecciones sobre el trabajo en equipo y la planificación. Sin embargo, también enfrenté desafíos que me llevaron a terapia. Este proceso transformador me permitió alcanzar un nuevo nivel de autodescubrimiento y comprensión, influyendo profundamente en mi enfoque al ayudar a otros.