El estrés es una constante en la vida profesional, especialmente en entornos empresariales donde las demandas y expectativas pueden llegar a ser abrumadoras. Sin embargo, ¿sabías que el estrés no siempre es perjudicial? La Ley de Yerkes-Dodson nos enseña que una cantidad moderada de estrés puede mejorar nuestro rendimiento, siempre y cuando sepamos manejarlo correctamente.

En este artículo, vamos a explorar cómo puedes gestionar el estrés de manera efectiva utilizando los principios de la Ley de Yerkes-Dodson, y cómo encontrar el equilibrio adecuado entre un nivel de estrés productivo y uno debilitante.

¿Qué es la Ley de Yerkes-Dodson?

La Ley de Yerkes-Dodson, formulada en 1908 por los psicólogos Robert Yerkes y John Dodson, establece que existe una relación en forma de campana entre el nivel de excitación o estrés y el rendimiento. Según esta ley:

• Estrés bajo: Cuando hay muy poco estrés, el rendimiento suele ser bajo debido a la falta de motivación o desafío.
• Estrés moderado: En esta fase de equilibrio, experimentamos el nivel óptimo de estrés que nos mantiene alertas, enfocados y productivos.
• Estrés alto: Cuando el estrés es excesivo, el rendimiento cae drásticamente. El exceso de presión genera ansiedad y disminuye nuestra capacidad de tomar decisiones y resolver problemas.

Este gráfico en forma de “U” invertida nos muestra que un nivel moderado de estrés es clave para lograr el máximo rendimiento.

¿Cómo gestionar el estrés según la Ley de Yerkes-Dodson?

Para aplicar este principio en tu día a día, necesitas identificar cuál es tu punto óptimo de rendimiento y tomar medidas para mantenerte dentro de él. Aquí te dejo algunas estrategias prácticas:

1. Evalúa tus niveles de estrés

El primer paso para gestionar el estrés es identificar cómo te afecta. Pregúntate:

• ¿Te sientes demasiado relajado, sin desafíos?
• ¿O te encuentras al borde del agotamiento por las exigencias?

Si estás en un extremo (muy poco o demasiado estrés), es hora de ajustar tus estrategias de trabajo para volver al centro, donde el estrés actúa como un motivador positivo.

2. Organiza tus tareas según su nivel de exigencia

Planificar y priorizar tus tareas diarias te ayudará a mantener un equilibrio adecuado. Reserva las tareas más desafiantes y creativas para cuando te sientas motivado, y deja las tareas rutinarias para los momentos en los que te encuentres más relajado. Esto te permitirá aprovechar al máximo el nivel de estrés positivo sin caer en el agotamiento.

3. Usa técnicas de relajación para reducir el estrés

Cuando notes que el estrés empieza a superarte, recurre a técnicas que te ayuden a bajar los niveles de tensión:

• Respiración profunda: Controlar la respiración es una de las formas más efectivas para calmar el cuerpo y la mente.
• Mindfulness: Practicar el mindfulness o la meditación puede ayudarte a reducir la ansiedad y mantener el enfoque.
• Pausas activas: Haz descansos cortos y regulares para despejar la mente y recargar energías.

4. Cambia tu perspectiva sobre el estrés

El estrés no siempre tiene que verse como algo negativo. Cambiar la forma en que percibes los desafíos puede marcar una gran diferencia. Si ves el estrés como una oportunidad para crecer y mejorar, puedes aprovechar sus efectos positivos en lugar de dejar que te abrume.

5. Establece límites claros

Parte de la gestión del estrés implica aprender a decir “no” y gestionar tus responsabilidades de manera eficaz. Evita aceptar más tareas de las que puedes manejar, y asegúrate de equilibrar el tiempo de trabajo con el tiempo para el autocuidado.

Cómo identificar si tu nivel de estrés es excesivo

A lo largo del tiempo, es normal que experimentes variaciones en tus niveles de estrés, pero si notas algunos de los siguientes síntomas, podría ser una señal de que tu estrés es demasiado alto:

• Fatiga persistente
• Irritabilidad o cambios de humor
• Falta de concentración
• Problemas de sueño

Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante actuar rápidamente para reducir los niveles de estrés y volver a un estado de mayor equilibrio.

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